miércoles, 17 de enero de 2018

Experimento con monedas al peso

Como muchos de vosotros sabéis, existen tiendas de numismática que venden monedas al peso.
Suelen ser monedas bastante comunes, que no les vale la pena seleccionar porque su valor de mercado es muy bajo, y para quitárselas de encima las venden por kilos.
Sin embargo es una buena opción para los novicios, o para regalar a los niños, o para los buscadores de tesoros, como los que nos interesan los errores y variantes, pues este tipo de coleccionismo no entiende de monedas comunes, sino del fallo en cualquier tipo de moneda.
Y decidí hacer un experimento (a un nivel no científico, por supuesto), comprando un kilo de estas monedas y ver qué resultado puede dar. Y aquí os dejo los resultados.

1. Domingo, 13:00 horas. Compro mi kilo de monedas en mi numismática de confianza.


2. Domingo, 18:00 horas. Ya no puedo más, tengo que comenzar a investigar. Me siento como un niño ante un paquete de cromos, siento que mi pulso se acelera.  Abro la bolsa y esparzo las monedas. A primera vista hay alguna interesante, pero no quiero adelantar acontecimientos.


3. Domingo, 18:05 horas. Comienzo a clasificar las monedas. En primer lugar clasifico las monedas anteriores a Franco. Primera sorpresa, una moneda de Isabel 2ª. Alguna del gobierno provisional (no son objeto de mi colección), la pena es que está bastante deteriorada (lógicamente), aún así se ve perfectamente el año y algún que otro detalle. Del resto de las de cobre solo se salva una del gobierno provisional de 2 céntimos, el resto es chatarra.


4. Domingo, 18:20 horas. Ahora vamos con Franco. Una peseta del 47; vaya, no tiene estrella. Alguna de 1944, muchas del 66, algún duro, alguna de 50 pesetas, las del jinete están para tirar, alguna de 50 céntimos del agujero están en buen estado. También hay un par de 25 céntimos del 37 que están bastante aceptables. Algunas de 2,50 pesetas, hay una muy brillante. Miraré si hay flechas invertidas en las del agujero del 49, si en las de 50 pesetas estrella 58 en el canto pone una libre grande, también las giraré por si hay alguna girada, por supuesto veré si hay algún repinte... ya os contaré. Bueno, pues os cuento, algún repinte en pesetas del 66 (no tengo muchos repintes de esa moneda), un par en duros y un bonito repinte en una del 63. La de 2,50 que está brillante es porque ha sido limpiada; si te fijas bien, está muy desgastada, una pena. En el lote, aunque era de moneda española, también hay 3 extranjeras, una de ellas no la tengo, pues nada, al álbum.





5. Domingo, 19:10 horas. Vamos con Juan Carlos I. Una de 50 pesetas que aún se puede cambiar en el banco de España; ¡Ya he recuperado 30 céntimos! (je, je). Muchas pesetas, una de 100 pesetas del 75 (solo tengo una), no está mal. Encuentro tres pesetas variante peseta de Chile, lástima que estén en mal estado, pero me las guardo. Miro los giros, repintes, error del mundial... nada de nada.  Hay una peseta a la que le falta un trozo de metal, pero parece una manipulación. Algunas monedas están en excelente estado de conservación, pero son muy comunes.




6. Domingo, 19:45 horas. De todas las monedas, unas 230, me quedo con unas 37. Unas 25 para hacer algún lote de monedas en excelente estado de conservación para cambiar o revender. 9 de ellas pequeñas variantes. 2 para mi colección (la de Isabel 2ª y una rumana). Y otra para cambiar en el banco de España.



CONCLUSIONES:

1. Las dos horas que he tardado en clasificar e investigar las monedas no me las quita nadie. Todo un chute de adrenalina. Esto no se paga con dinero. :)
2. Otra cosa es el resultado. Realmente no ha mejorado mucho mi colección y tengo un montón de monedas repetidas, muchas en muy mal estado. Y las que están bien son muy comunes y no valen prácticamente nada.
3. Tampoco ha sido muy productivo el tema de las variantes y errores. Pocos, en mal estado y de poca entidad. He buscado un tesoro y no lo he encontrado.
4. Un factor que no os he contado, pero que creo que es importante, es que en un lote anterior, con resultados muy similares, logré revenderlo por un par de euros más de lo que me costó, con lo cual, aparte de quedarme con unas cuantas monedas, logré recuperar mi inversión. Creo que es la forma de seguir divirtiéndome a coste cero.
5. Como suele decirse, no hay duros a 4 pesetas. El precio del lote, 6 euros, no dista mucho de lo que realmente contiene. La mejor moneda, la de 100 pesetas del 75, puede rondar el euro, y alguna de Franco en estado aceptable puede valer 50 céntimos, el resto, chatarrilla. La de Isabel 2ª, 4 maravedís de 1850, ceca de Jubia, desconozco su valor, pero me temo que su mal estado hace que no valga mucho.

Normalmente cuando comenzamos con la afición de la numismática, tendemos a primar la cantidad a la calidad. Queremos a toda costa muchas monedas, independientemente del estado en el que se encuentren. Creo que esto es un error, pues a la larga tendremos cientos de monedas sin valor. Según mi opinión, es mejor tener 50 monedas en un estado SC, que pueden valer algo, a 500 en estado MBC, que posiblemente sean muy difíciles de vender, pues hay en el mercado miles y miles en ese estado. Pero como esto no es solamente un negocio, tenemos la libertad de elegir, aunque luego no tenemos que quejarnos porque nadie quiera comprar nuestra colección en caso de necesidad.
El comprar monedas por kilos sabemos lo que conlleva; ninguna moneda especial en buen estado y alguna en buen estado pero que se han hecho millones y no tiene demasiado valor. En el caso de los buscadores de errores y variantes puede ser una opción porque es más difícil que quien haya revisado las monedas que compramos haya reparado en este tipo de variantes, muchas veces por desconocimiento. También puede ser una buena opción para regalar a niños y que les entre el gusanillo de la numismática, o para aquellos novicios que no tienen muchas piezas y quieran romper mano.

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